Hola gente ¿cómo andan? el volver a la facultad después de unas cortas vacaciones (perrada) es lo único que nos queda cuando nos atrasamos un poco en las materias :P jajajja. Pero acá estamos...
El volver a poner un pie en Florencio Varela 1994 te hace pensar muchas cosas (algunas nuevas), replantearte otras y seguir siempre pensando en que las cosas están SIEMPRE igual.
pero bua dejo de tanto melancolismo y les paso lo que escribí!
besos! escriba quien quiera!!!!!!!!
El volver a poner un pie en Florencio Varela 1994 te hace pensar muchas cosas (algunas nuevas), replantearte otras y seguir siempre pensando en que las cosas están SIEMPRE igual.
pero bua dejo de tanto melancolismo y les paso lo que escribí!
besos! escriba quien quiera!!!!!!!!
El transcurso del año lectivo suele ser una carrera de obstáculos para los alumnos de la Universidad Nacional de La Matanza. No me refiero, en este caso, a las exigencias propias de las cursadas sino a los trámites burocráticos que más de uno hemos tenido que realizar durante nuestra estadía en esta casa de altos estudios.
¿Quién no ha tenido que pedir algún certificado en la oficina de alumnos? Después de perder una buena cantidad de minutos en la fila, llegará hasta la ventanilla y será atendido por algún empleado poco simpático que le tirará por debajo del blindex el formulario indicado para cada ocasión. Con el papelito en la mano deberá dirigirse hacia la tesorería que, aunque queda un poco escondida, se aprenderá el camino rápidamente ya que lo mandarán ahí más seguido de lo que usted quisiera.
Una vez que llegue hasta la tesorería, y luego de pasar a algún señor uniformado de seguridad que “amablemente” le abrirá la puerta, se dirigirá hacia las ventanillas, pasará el papel por debajo de un nuevo blindex y, claro está, abonará lo que le informen mediante un micrófono muy primer mundista. En el caso de tener suerte le darán el vuelto, (igual, no se haga ilusiones porque si usted es un alumno medio de nuestra Universidad seguramente pagará justo y a duras penas); el empleado cortará un papel que sale de la impresora con una regla y le dará la constancia con la que usted pordá iniciar el trámite porque, obviamente, pagó lo que le correspondía.
Pero el trámite no culmina ahí. Con el “certificado de pago” en la mano deberá volver a perder una buena cantidad de minutos en al fila de la oficina de alumnos, llegará hasta la ventanilla y será atendido por algún otro empleado poco simpático que le recibirá el bendito papelito sin emitir una sola palabra ni, mucho menos, alguna sonrisa. A partir de ese momento su fortuna quedará librada al azar y solo le restará volver a realizar esa misma fila y volver a hablar con el mismo simpático empleado luego de algunos días para retirar su trámite. Cuando llegue el momento váyase armado de paciencia: Muchas veces tardan más de lo anunciado o se pierden los papeles y es necesario empezar nuevamente desde el principio. Si le llegara a suceder alguna de estas vicisitudes no se altere; salga a caminar por la calle de las frondosas palmeras, siéntese adecuadamente en alguno de los pulcros bancos de plaza ubicados cercanos a alguna de las agraciadas fuentes o contemple silenciosamente la suntuosa entrada de nuestra universidad.
Relájese, no haga ningún escándalo, no alce la voz con posturas disidentes y, ante todo, tenga en cuenta que si usted es un alumno dedicado al estudio y no a sucios menesteres políticos o reivindicativos también podrá transitar EL CAMINO A LA EXCELENCIA…
Relájese, no haga ningún escándalo, no alce la voz con posturas disidentes y, ante todo, tenga en cuenta que si usted es un alumno dedicado al estudio y no a sucios menesteres políticos o reivindicativos también podrá transitar EL CAMINO A LA EXCELENCIA…
