Tras casi nueve años de docencia al frente de los últimos dos talleres de Televisión de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNLaM, los profesores Mariela Bernárdez y Juan Mascaró - integrantes de DocSUR, un Colectivo de Comunicación - fueron arbitrariamente apartados de sus cátedras con el pretexto de que culminaron sus contratos, que se venían renovando de manera automática cada cuatro meses desde su ingreso en el año 2000. La baja de los contratos docentes de Bernárdez y Mascaró encubre un despido injustificado con claro sesgo discriminatorio por el posicionamiento político de estos docentes.
Para entender mejor la realidad y transformarla. Para comprender las transformaciones históricas, políticas y sociales. Para conocer. Para capacitarse y adquirir herramientas técnicas y teóricas. ¿Te preguntaste para qué estudias? Asumamos que sí, aunque no recordemos con precisión la respuesta, o más allá de que con el paso de los años la misma haya cambiado. Lo importante es que en su momento habrás encontrado alguna respuesta lo suficientemente contundente como para hacerlo. La que casi automáticamente surge, y que algún otro habrá imaginado, “para insertarnos con mayor ventaja en el mercado laboral”, hay que mencionarla. Pero, hay un poco más que eso ¿No creen? Y sin intención de subestimar a nadie, mencionemos por último que habrá alguno que estudie por el afán de conocer gente y hacer “algo de su vida” todavía medio perdido entre el polimodal y el proyecto de vida que todavía no definió. Y aún así, debe haber un poco más que eso.
Comienza otro año lleno de preguntas nuevas. La curiosidad y la búsqueda de las respuestas es lo que caracteriza a cualquier sujeto crítico. Una materia nueva, contenidos nuevos, una teoría que explica el comportamiento de los individuos desde una perspectiva antropológica, otra desde una psicológica otras que condensan etc., lo mismo en ciencias exactas como en humanidades. Y con otras preguntas que son repetidas que nacen del contexto mismo y del espacio en el que se desarrolla y funciona al Institución educativa, que de igual forma cualquier sujeto crítico necesita volver a preguntarse cuando no halla respuestas.
En abril del año 2008 se intentó separar de forma autoritaria y repentina de su cargo a una docente que había ejercido durante más de ocho años al frente de un taller anual troncal de la carrera Comunicación Social. Luego de una activa movilización de sus ex-alumnos, de los que cursarían la materia ese año y otros auto-convocados las autoridades departamentales debieron echarse atrás con la directiva y la docente finalmente dictó el taller. En aquel momento investigamos el porqué de esa abrupta decisión e indagamos acerca de las motivaciones institucionales y políticas para que más del 70 % de los docentes de la UNLaM no sean concursados. Las respuestas las hallamos dentro de las aulas, con los alumnos y con el hecho mismo del reclamo que despertó la idea de que esa docente tuviera que separarse de un proyecto pedagógico que tenía como eje principal el cuestionar para conocer. Un proyecto que además trasciende la cursada ya que muchos estudiantes eligieron y continuaron conformando un Colectivo de Comunicación que desarrolla actividades político- culturales dentro y fuera de la Universidad.
La cátedra de Taller III de la mañana dictada por los docentes Mariela Bernárdez y Juan Mascaró … “tiene una clara línea social, en contraposición de la supuesta objetividad que quieren aparentar los medios masivos de comunicación, en especial la televisión. La opción de cursar a la mañana es una opción por acercarse a la realidad desde la subjetividad y el compromiso por conocer e intentar develar el proceso de construcciones que está detrás de los “hechos”, entendiendo el rol de comunicador como un activo sujeto de cambio”….¿Cómo se ponía esto en práctica? Haciendo un documental. (Ver artículo “Un comienzo distinto” 12/04/08).
El reclamo no se restringió a que no cambiaran de turno a una docente, esos alumnos curiosos preguntones entendieron que lo que se estaba desarmando era una materia con fuerte contenido social y que se estaba amedrentando tanto la libertad de expresión como la independencia ideológica de una cátedra y de sus docentes. Y vieron amenazado un modelo de Universidad Pública democrática y participativa que defienden tanto cómo su propio derecho a elegir cómo quieren que sea esa Educación Pública.
En abril próximo comienza un nuevo año y ni Bernárdez ni Mascaró estarán al frente de ninguna cátedra, ni juntos ni separados. Fueron sutilmente despedidos de sus cargos de la misma forma en la que muchos docentes deben abandonar la Universidad de La Matanza por la cesantía de sus cargos. No hay sutileza en un mecanismo de manipulación y censura que desplaza a quienes se interponen en los planes de una Institución que autoproclama dirigirse hacia la excelencia, por una parte, y que presiona directa e indirectamente a la planta docente con maniobras autoritarias por la otra, sí la hay en un telegrama que en lugar de “despido” notifica “cesantía”.
Ahora nos preguntamos cuánto habrá influido abril de 2008, los estudiantes que se juntaron el mástil que luego siguieron reclamando, que Bernárdez y Mascaró hayan solicitado repetidamente el concurso de sus cargos. ¿Qué más habrá sido considerado inconveniente para que estos docentes continúen en la UNLaM ya que su desarrollo profesional es indiscutible? No existe la libertad de cátedra, no hay concurso docente sistematizado y en el aparente funcionamiento ordenado universitario surgen este tipo de hechos que no hacen otra cosa que engrosar las denuncias de persecución política y censura dentro de la universidad.
La Universidad que queremos, la Universidad que tenemos.
¿Pensaste alguna vez por qué es IMPORTANTE estudiar? ¿El valor de la Institución educativa? ¿El valor de los contenidos? ¿El uso que se hace de ella, y con eso mismo de los individuos que la conforman (docentes, alumnos personal)? Te levantas temprano a la mañana, o venís de noche, después de trabajar, cansado, quizá con el esfuerzo de tu familia, formándote y preparándote. Teóricamente la Universidad es el espacio que nos da las herramientas para convertirnos en personas puramente responsables de dónde y cómo llevar a la práctica tanta teoría o de darle contenido teórico al conocimiento técnico. ¿Te preguntaste cuál es el rol de un profesional que estudia en una Universidad Pública?
Esa responsabilidad de la que hablamos, nos da la posibilidad de elegir cómo queremos que sea nuestra educación, cómo queremos crear, decir, gritar, reír, y eso nos hace libres. Pero cómo podemos decidir cómo queremos que sea nuestra educación si no tenemos antes un conocimiento de cómo es hoy. Para decidir tenemos que conocer, y a la inversa.
La denuncia de estos casos como de otros esta estrechamente vinculado con esta idea. Y no es casual que ésta información no sea pública ni se divulgue y lo que es peor se quiera disfrazar. No se puede actuar sobre lo que no conocemos, todos los deterioros en el sistema educativo son deterioros en nuestra vida cotidiana. Esto genera individuos muy alejados de tomar decisiones constructivas, lo cual pone en duda, cuan libres somos en realidad. Asimismo, pone de manifiesto cuan responsable es el sistema educativo de las problemáticas de la sociedad en su conjunto. ¿Cuál es nuestra tarea como intelectuales responsables y cual cómo personas y por qué las vemos disociadas? Y se multiplican las preguntas.
La respuesta que casi instintivamente surgió cuando pensábamos en porqué estudiamos está ligada a un modelo de Educación que claramente responde a un sistema laboral flexibilizado, contratos docentes cuatrimestralizados, posgrados arancelados, cursos “filtro” de ingreso, y decadencia educativa. El estudiar para trabajar responde, a su vez, a una sociedad competitiva del sálvese quién pueda, del crear ventajas sobre otros para sobrevivir. Y así estamos lejos muy lejos de la discusión acerca del ideal de Educación Pública y de los derechos y obligaciones que conlleva.
La UNLaM no tiene nada que envidiar a una Universidad privada regida por la lógica empresarial, pero pueden equipararse sus casos de censura, autoritarismo, manejo discrecional de su presupuesto, personal "noquis" con los adoquines que decoran sus calles. Así se desperdicia su mayor potencial con chicanas burocráticas como las cesantías; con la debida obediencia de su personal; sin libertad de cátedra; sin concurso que garantice la excelencia.
Un poco más, ese poco más del que hablábamos al comienzo que implica la repregunta, la autocrítica, que va más allá de ir a la Universidad para salir con un título, lo propuso un taller de Comunicación Social y lo llevaron adelante sus artífices docentes y alumnos que cursaron durante el período 2000- 2008. Parece que ese poco más molestó y molesta mucho. Nos solidarizamos con el reclamo NO HAY DEMOCRACIA SIN LIBERTAD DE EXPRESIÓN.